jueves, 10 de junio de 2010

Lo han hecho los técnicos

Los concejales socialistas del Ayuntamiento de Navalmoral estamos acostumbrados a que el Equipo de Gobierno utilice a los funcionarios como parapeto para tapar sus errores, como excusa para ocultar sus intenciones, o como cabeza de turco a la hora de asumir responsabilidades.

Lo que ocurrió ayer en el Pleno con respecto a la obra de la Residencia es buena muestra de ello.

En primer lugar se debatió una modificación del proyecto original redactado por un arquitecto madrileño. El proyecto es una auténtica chapuza, y cuando se habla de modificación en realidad se está ocultando que ha habido que rehacer el proyecto en su práctica totalidad.

El Teniente de Alcalde nos afeó el que calificáramos el proyecto de chapuza sin tener los conocimientos adecuados, ya que ninguno de los concejales socialistas hemos estudiado arquitectura.

Cuando leímos un informe del Arquitecto Municipal que afirma que estaba mal hecho el cálculo de estructuras, el replanteo de obra, el levantamiento topográfico e incluso las mediciones, Pepe Pascual restó importancia al informe hablando de “pequeñas deficiencias”, es decir, que se pasan el informe del técnico por salva sea la parte.

En el siguiente punto del orden del día, volvieron a salir los técnicos municipales. Se trataba de aprobar el pliego de condiciones para la segunda parte de la obra de la Residencia. En el baremo se introducen conceptos nuevos, que nunca antes se habían tenido en cuenta para ninguna obra del Ayuntamiento y que ponen muy difícil a algunas empresas poder ni siquiera presentarse a la licitación.

Hemos pedido que se retiren esos conceptos nuevos y que se valore mucho más la creación de empleo en la obra. Ése es el objetivo del Plan E: la creación de empleo. El PP rechazó nuestra propuesta y mantuvo el pliego sin ningún cambio porque lo habían redactado los técnicos. No se lo creen ni ellos.

Los dos informes estaban firmados por el mismo técnico, pero el primero no se tiene en cuenta y del segundo no se puede mover ni una coma. Y todo ello en menos de quince minutos.

El Ayuntamiento de Navalmoral puede presumir de la profesionalidad y la seriedad de sus técnicos. Por eso algunos de ellos están hartos de que el PP los utilice a su antojo y siempre en su beneficio. No me extraña.

miércoles, 28 de abril de 2010

Alcaldes peperos: el pueblo es mío.

Allá por los primeros tiempos de nuestra democracia, Manuel Fraga espetó desde la tribuna del Congreso de los Diputados una de sus frases más famosas: “la calle es mía”. La frase no tiene disculpa alguna, pero teniendo en cuenta que se trata de un exministro franquista en un contexto temporal de una democracia en pañales, no parece extraño.

Lo que sí es preocupante es que después de casi treinta y cinco de la muerte del dictador, y cuando tenemos ya (o eso pensábamos) una democracia consolidada haya algunos personajes que actúen como si su ámbito de gestión fuera un cortijo privado, haciendo y deshaciendo a su antojo, creyendo que no tienen que dar cuentas a nadie.

Así está actuando, por ejemplo, la ilustre Alcaldesa de Valencia, doña Rita Barberá. Resulta que se le ha antojado hacer una gran avenida que conecte en línea recta el centro de Valencia con la playa, para no tener que callejear cuando la señora quiera poner a remojar sus posaderas en la Malvarrosa.

En el camino desde su casa a la playa, doña Rita se ha encontrado con un humilde barrio de pescadores, el Cabañal, y ha decidido quitarlo del medio. Da igual que se trate de un barrio singular, con gran valor histórico y cultural. La Alcaldesa es ella y si quiere se lo carga. Si se opone el Ministerio de Cultura, llama a su amigo el de los trajes y con su mayoría absoluta en la Comunidad aprueban una ley que le permite meter la excavadora. Y si la ministra recurre al Tribunal Constitucional, la denuncia por prevaricación. ¡Ni el barrio, ni sus vecinos, ni la ministra, ni el sursum corda puede oponerse a los deseos de doña Rita! ¿Cómo se atreven?

Los moralos sabemos de qué va el tema, porque tenemos uno de estos especímenes sentado en el sillón de Alcaldía. Que un club de fútbol defiende lo que cree que le corresponde, pues rompe un convenio de casi treinta años y le desahucia. Desahucio administrativo, sí, pero desahucio. Que el Presidente de los empresarios cree que no se están haciendo bien las cosas, le insulta públicamente, sin importarle que fue miembro de su equipo de gobierno en la anterior legislatura. En Carnaval, un bando en el que el señor Alcalde dice lo que se puede y lo que no se puede hacer. Que el Ayuntamiento necesita dinero, pues firma un crédito de un millón de euros y no da explicaciones a nadie ni a la oposición ni a sus propios concejales.

Más grave es lo de la Residencia de Mayores. Desde el principio nos sorprendió que aceptara nuestra propuesta. Pero tenía truco. Después de gastarnos tres millones de euros del Plan E, pretende alquilársela a una empresa privada. Le da igual que el dinero sea público. El que manda es él y hace lo que le da la gana.

Y luego está lo de la Junta. A la Junta se le culpa de todos los males de Navalmoral, de todos, desde el primero hasta el último. En Navalmoral, cuando los niños peperos se portan mal, no escuchan de sus padres “que viene el coco”, lo que oyen es “que viene la Junta”.

Hay quien dice que en Navalmoral tenemos lo que nos merecemos, yo creo que nos merecemos algo mejor.

martes, 26 de enero de 2010

Cómo desmantelar las políticas sociales

Entre los servicios que el Ayuntamiento de Navalmoral presta a los ciudadanos desde el Centro de Servicios Sociales, figura desde hace años un programa de apoyo a la mujer. Una abogada, una asesora laboral y una psicóloga vienen desempeñando desde entonces funciones importantes para las políticas de igualdad: asesoramiento laboral, atención a víctimas de violencia de género, sensibilización contra esta lacra a jóvenes a través de colegios e institutos, apoyo psicológico a estas mujeres y a familias en riesgo de exclusión social, y un largo etcétera. Sin hablar del apoyo a otros programas del Centro de Servicios Sociales como el de inmigrantes o el de familias. Era uno de los servicios que mejor funcionaban en el ámbito municipal, más de 2.000 consultas al año.

Para pagar este servicio el Ayuntamiento utilizaba un convenio con el Instituto de la Mujer de Extremadura para el Programa de Igualdad de Género en el Empleo, es decir, sólo y exclusivamente para asesoramiento laboral, aunque las trabajadoras hacían mucho más que eso.

Las funciones de asesoramiento laboral a mujeres se van a realizar ahora desde el SEXPE. ¿Y las demás funciones? Simplemente ya no se prestan, dos de las trabajadoras han sido despedidas y a la otra se le ha cambiado de puesto.

Sencillamente las políticas de mujer ya no existen en Navalmoral. Las moralas no tienen derecho a ese servicio. Ni siquiera pueden acudir a la Oficina de Igualdad o al Punto de Atención Psicológica de la Mancomunidad Campo Arañuelo. Navalmoral no pertenece a ninguna mancomunidad. Somos una isla.

¿Y sabéis cuanto nos costaría mantener este servicio? Muy poco, ni siquiera llega al 0,25% del presupuesto del Ayuntamiento para el año 2010. Tan sólo 27.000 € anuales frente a los más de 12 millones presupuestados. Con la indemnización que va a haber que pagar a una de las trabajadoras despedidas se pagaría el servicio durante más de un año. No hay 27.000 € para políticas de mujer, pero sí hay 18.000 € para que la Concejala de (in)Cultura y quince amiguitos/as pasen el rato en una supuesta escuela de teatro.

¿Qué van a hacer con los casos de violencia de género? ¿Mirar a otro lado? ¿Para qué convocan una concentración a las puertas del Ayuntamiento todos los días 25? ¿Para que nos hagan una foto?

Siempre he pensado que la gente de derechas confundía las políticas sociales con la caridad. Ahora sé que lo que en realidad ocurre es que no saben lo que son, creen que hacer política social es mandar unos eurillos que nos sobran a Haití.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Presupuestos 2010: Astérix y Obélix en Navalmoral

Año 2010. Todos los Ayuntamientos de España están reduciendo sus gastos y buscando nuevos ingresos con que mejorar sus maltrechas arcas. ¿Todos? No. En una pequeña ciudad al norte de Extremadura, un grupo de irreductibles moralos siguen empeñados en aguantar gastando y gastando.

Este podría ser un resumen en tono de humor del debate de presupuestos de esta mañana en el Ayuntamiento de Navalmoral. Un presupuesto que otro año más (y ya van demasiados) se lleva el 90% en gastos de personal y gastos corrientes.

Es evidente que los trabajadores municipales tienen que cobrar sus sueldos y hay que pagar su Seguridad Social. Y también es evidente que el Ayuntamiento tiene que gastar en electricidad, teléfono, limpieza viaria, etc. Pero lo que todos esperábamos es ver siquiera un intento de contener esos gastos que suponen una auténtica sangría en los fondos de los que dispone el consistorio moralo.

La razón es muy simple: los recursos son limitados y lo que se puede destinar a inversiones es lo que nos sobra una vez se ha hecho frente a esos gastos. Si los gastos fueran menores, habría más para invertir. Como no nos planteamos reducir esos gastos, nos encontramos con que sólo se puede destinar a inversiones un mísero 5% del total del presupuesto. Y precisamente son inversiones lo que necesitamos.

Claro que esta situación tiene sus consecuencias: el Teniente de Alcalde ya nos ha anunciado que a primeros de año habrá que pedir un crédito por falta de liquidez de la tesorería municipal.

Pero ese es otro cuento, y el PP ya ha encontrado una bruja mala a la que echar la culpa: la Junta de Extremadura. Como siempre.


¡Feliz año nuevo a todos!